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La Comunidad de Regantes Santa María Magdalena está formada por fincas agrícolas pertenecientes a los términos municipales de Mengíbar, Cazalilla y Jaén cuya superficie asciende en la actualidad a 6000 hectáreas.

Se constituye por Orden Ministerial de uno de diciembre de 1975 mediante el Plan de Mejoras Territoriales y Obras de la zona ejecutadas por el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario a la Zona de Concentración Parcelaria de Mengíbar, (Jaén).

Actualmente dispone de la concesión de aguas inscrita en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir con Numero de Registro… TC-01/2112 de fecha 28-09-2011.

Podemos dividir la historia de la Comunidad en dos etapas bien diferenciadas, así la primera abarcaría la puesta en riego de 3500 hectáreas del término municipal de Mengíbar y la segunda etapa sería la puesta en riego por consolidación de la zona correspondiente a los términos municipales de Cazalilla y Jaén llegando a un total de 6000 hectáreas.

Fue esta Comunidad el sueño de un grupo de agricultores que sintieron la necesidad de utilizar las aguas del gran rio de Andalucía, el Guadalquivir, para calmar la sed secular de estas feraces campiñas de Mengíbar.

Cronológicamente se puede establecer que es a comienzo de los años 70 del siglo pasado cuando empieza la inquietud para constituir la comunidad de regantes, en esta época se acababan de terminar las obras de regadío que impulsadas por el Plan Jaén dieron lugar a la puesta en riego de fincas agrícolas colindantes con el río Guadalquivir conocidas como Zona de Vegas y que supusieron un gran alivio para la maltrecha economía de nuestra provincia de Jaén.

Los nuevos riegos eran un sueño inalcanzable, pensemos que, en aquella época, debido a las limitaciones técnicas, así como escasez presupuestaria solamente era posible regar las zonas colindantes con los ríos, pero aquí se trataba de impulsar el agua a una altura manométrica de 150 metros y a una distancia de 2500 metros de la toma del rio, es decir que el proyecto parecía a todas luces inviable.

            Pero fue el sueño, el empuje y la constancia de unos pocos agricultores los que con sus desvelos e iniciativas y llamando a las puertas de todas las Administraciones lograron cumplir con un sueño que supuso la transformación en regadío de 3500 hectáreas del termino de Mengíbar.

            Sería inacabable hacer mención de las vicisitudes por las  que pasó esta gran obra, la cual fue precedida por la reorganización de la propiedad mediante la ley de Concentración Parcelaria, que supuso que la excesiva atomización y división de las fincas agrícolas del termino de Mengíbar, pensemos que había unos 700 comuneros propietarios de las 3500 hectáreas, es decir un minifundismo de la propiedad que era necesario corregir, mediante ese importante instrumento jurídico de la concentración parcelaria, que incluían la ejecución de una importante red de caminos así como la actualización de los títulos de propiedad y la adjudicación de las distintas fincas de un propietario en una sola finca denominadas finca de remplazo, incrementándose la rentabilidad económica y dando solución a un problema endémico del termino de Mengíbar como era el fraccionamiento excesivo de la propiedad.

            Las obras de esta primera etapa se inauguraron en el año 1986 y pronto se vieron sus grandes deficiencias tanto de diseño del proyecto como de la ejecución, cundiendo el desánimo entre los agricultores que veían que iban a llevar la razón los negacioncitas y que el riego de Mengíbar “no iba a funcionar”.

            Ante estas circunstancias se redoblo el esfuerzo de ese pequeño grupo de agricultores y con sus exigencias a las distintas Administraciones así como ante los distintos Juzgados fueron solucionándose los graves problemas de la obra ejecutada y poco a poco se pasó a reformar la obra proyectada y su adecuación al fin para el que se había proyectado.

            No quisiera terminar esta primera etapa sin hacer mención de dos aspectos importantes de la ejecución de esta obra,  una fue la construcción de la  balsa de regulación “RAMON DIAZ LOPEZ” inaugurada el 3 de septiembre de 1993 en agradecimiento a uno de los mayores artífices de la puesta en riego de esta Comunidad,  cuya finalidad era la de poder tener disponibilidad de agua las 24 horas del día durante los 365 días del año y otra no menos importante fue la instalación de contadores de agua en cada parcela con lo cual el comunero podía disponer no solo del agua en cualquier época del año si no su cantidad es decir lo que se conoce por riego a la demanda, esto en aquella época supuso un ahorro importante en el consumo del agua y un uso eficiente de este escaso recurso que es el agua.

            Pasando ya a la segunda etapa y debido a este control del agua por los contadores, supuso un importante ahorro del agua. A principio del año 2000 se estaba hablando de que aquellas comunidades que no hicieran uso de su dotación de agua podían ver reducida la misma y esta agua (que tanto esfuerzo había costado conseguir) pasase a otras zonas de la Cuenca.

            A la vista de esta circunstancia se iniciaron las gestiones oportunas y el día 28 de julio del año 2005 mediante Acuerdo de la Junta de Gobierno de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir se aprobó la Consolidación de la Zona Regable de la Comunidad de Santa María Magdalena en 2.500 hectáreas sin incremento de recurso en base a ahorro por modernización.

            A partir de ahora se realizan las obras de los proyectos de los Sectores IV y V de la Comunidad, obra que en la actualidad se está finalizando y que ha supuesto la consolidación de 2500 hectáreas y que el agua que tanto costo conseguir a esta Comunidad revierta en beneficio de los agricultores de los términos vecinos de Cazalilla y Jaén.

            En la actualidad y con el fin de adecuarnos en los nuevos tiempos y evitar en lo posible la dependencia energética, se está proyectando la instalación de una Planta Fotovoltaica cuya finalidad es reducir los importantes costes energéticos al que está sometido todo el sistema económico del país y que afecta de una manera muy importante a las comunidades de regantes.